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Si queremos lograr una cultura más rica, rica en valores de contrastes, debemos reconocer toda la gama de las potencialidades humanas, y por lo tanto tejer una sociedad menos arbitraria, una en la que la diversidad del regalo humano, encuentre un lugar adecuado." Margaret Mead

agosto 19, 2016

El misterio de la Dama de Cao, la momia tatuada del Perú


El misterio de la Dama de Cao, la momia tatuada del Perú

Foto: Flickr


Recientemente un equipo de especialistas de la Universidad de Harvard anunció que tomará muestras de ADN de la célebre momia tatuada conocida como la Dama de Cao, con vistas a determinar si existe algún vínculo sanguíneo con las cinco personas que se encontraron sepultadas a su lado, desde hace 1700 años.

Regresaba a los medios de prensa, pues, un personaje que no ha dejado de suscitar extrañeza, desde que en 2006 se informó sobre un descubrimiento arqueológico de primer nivel, llevado a cabo en el complejo arqueológico de El Brujo, a 60 kilómetros de la ciudad de Trujillo, al norte de Perú.

Hacia allí dirigieron sus miradas los especialistas, los historiadores y la gente en general, hacia un punto determinado de aquella franja desértica entre los Andes y el océano Pacífico, en lo que se considera una prolongación del seco desierto chileno de Atacama.

De manera que los estudiosos se dispusieron a penetrar en la bóveda recién descubierta y se enfocaron en un fardo funerario de más de cien kilogramos de peso, en cuyo interior se debía encontrar la momia de algunos de los jerarcas de los Mochica (o Moche), un pueblo que existió en la costa norte de Perú actual entre el siglo I y el VII después de nuestra era.

Durante seis meses, hombres y mujeres retiraron con mucho cuidado las capas de mantos de algodón, las láminas metálicas y los trozos de piel animal que envolvían a la única momia que se haya podido recuperar de aquella cultura precolombina.

¡Pero nadie llegó a imaginar que se tratara de una mujer!

En efecto, para asombro de muchos, quien se encontraba sepultada desde hacía posiblemente 17 siglos era una mujer de talla baja, sobre 1,45 metros de altura. Alrededor de su cuerpo fueron halladas 42 narigueras de oro y plata, así como 15 collares de oro, cobre y piedras semipreciosas, como el lapislázuli y la turquesa.

Encima de su rostro, quienes prepararon su cuerpo para que viajara a mundos desconocidos habían colocado un enorme plato de oro. También aparecieron cuatro coronas, de las cuales tres debieron haber pertenecido a otros gobernantes.

Se trataba a todas luces de un personaje muy importante para la sociedad del momento.

Esto ratifica la idea del papel importante que la mujer jugó en el Perú antiguo, pero sigue haciendo dudar a los estudiosos sobre si los cinco individuos, algunos muy jóvenes, que fueron enterrados a secas (no momificados) a su alrededor habrían sido asesinados y ofrecidos a la Dama de Cao a modo de sacrificio, o si se trataba de miembros menores de la familia real.



Es la única mujer poderosa, hasta el momento, la única tumba excavada científicamente en el Perú –aportó el arqueólogo Régulo Franco, director del Complejo Arqueológico “El Brujo”--, y dentro de un contexto importante que corresponde a la cultura Mochica de hace 1700 años atrás ”.

Pero mucho más interesante resultó que su piel se hallara decorada con tatuajes, algo que, según los historiadores, hasta entonces solo era usual en varones provenientes de un elevado estatus en la sociedad; si bien las vasijas de cerámica que se conservan muestran que las curanderas solían también tenerlos.

Llama la atención que la cultura Moche, que no disponía de alfabeto y por lo tanto de ningún tipo de escritura, dejara como huella un hermoso y variado trabajo en el dibujo y la alfarería, con alusiones a la naturaleza circundante y mucha imaginería.

Esto explica también el arte del tatuaje, que en el caso de la Dama de Cao (por haber sido descubierta en la huaca o centro ceremonial de Cao Viejo) cuyos dibujos en la piel representaran a serpientes, arañas, animales lunares, así como figuras geométricas.

Lo otro que sigue llamando la atención es que se trate de una mujer joven, de entre 18 y 23 años, fallecida poco después de dar a luz.

Un embalsamamiento mortal

Su cuerpo había sido untado con cinabrio o sulfuro de mercurio, con el que se le aportaban ciertas cualidades mágicas, además de un color rojo profundo que evocaba a la sangre, y por lo tanto a la vida.

Gracias a este sulfuro de mercurio, una sustancia venenosa que impidió desde un inicio la entrada de bacterias que hubieran descompuesto la piel y el resto del cuerpo, ahora podemos detenernos ante esta momia tatuada en un museo recientemente abierto para tal función.

Pero también se supone que tras su preparación con esta sustancia, sus embalsamadoras habrían enfermado y muerto, debido a su alto nivel de toxicidad.

Nadie pone en duda, pues, que se trató de una joven que ostentaba el poder político, además de poderes sobrenaturales consagrados a la curación; una pitonisa, curandera y adivina que en la sociedad teocrática del valle del río Chicama habría sido considerada también como una semidiosa, a la que sus súbditos no podían nunca mirar completamente a la cara.

No había ninguna diferencia con otras mujeres poderosas como Cleopatra o la reina faraón Hatshepsut –apuntó en su momento el director español José Manuel Novoa, responsable del documental La Dama de Cao, transmitido por la cadena NatGeo-, salvo que los egipcios escribían y gracias a esto podemos saber muchas cosas de ellos, a diferencia de los moches, cuya vida desconocemos”.

Mientras continúan las investigaciones, sigue siendo un misterio la existencia de esta Cleopatra peruana, si bien 17 siglos más tarde ella sigue enviándonos señales de su temple y su categoría.

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