El «padre» de la famosa Australopithecus afarensis anuncia «el primer cráneo completo de una hembra de su especie»
Donald Johanson «saluda» a Lucy en su reciente visita al Museo de la Evolución Humana de Burgos |
«No sé si sonreía así, ni siquiera si lo hacía, ni si tenía tanto pelo». El paleoantropólogo Donald Johanson (Chicago, 1943), no puede evitar coger de la mano la reproducción de «Lucy» que exhibe el Museo de la Evolución Humana de Burgos, como haría un padre con su hija. Y ella lo es, en cierto modo. La figura representa de forma realista a la famosa Australopithecus afarensis de 3,2 millones de años de antigüedad cuyos restos descubrió Johanson en Etiopía en 1974.
Esta hembra de apenas un metro de altura y 27 kilos de peso que caminaba erguida revolucionó lo que hasta entonces se conocía sobre la evolución humana y se convirtió en un fascinante objeto de estudio para la ciencia. De ella se conocen ya muchos detalles que han ayudado a entender de dónde venimos, pero, según el investigador al que hizo famoso, la pequeña homínida todavía guarda secretos por desvelar.
-¿Cuál es el legado que nos ha dejado «Lucy»?
-Creo que ha sido importante para la humanidad porque atrajo más atención hacia África que cualquier otro fósil. Se convirtió en una embajadora del continente. Ahora mucha gente comprende que fue allí donde nos hicimos humanos y nos recuerda que, aunque tengamos distinto color de piel, de ojos o de pelo, todos estamos conectados por nuestro pasado.
-Casi 40 años después de su hallazgo, ¿esos fósiles siguen hablando?
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