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Si queremos lograr una cultura más rica, rica en valores de contrastes, debemos reconocer toda la gama de las potencialidades humanas, y por lo tanto tejer una sociedad menos arbitraria, una en la que la diversidad del regalo humano, encuentre un lugar adecuado." Margaret Mead

mayo 27, 2014

¿Apareció la Santa María? La contundente respuesta de la comunidad arqueológica

La arqueología, contra Barry Clifford (por el supuesto «hallazgo» de la Santa María)   
Jesús garcía calero / Madrid
Día 26/05/2014 - 10.26h


Científicos de ambos lados del Atlántico descalifican el anuncio del investigador americano con un pasado de cazatesoros


1) Ni su propio arqueólogo defiende el «hallazgo» de la nao



Es prácticamente unánime el rechazo que sienten los grandes arqueólogos -algunos de los mejores que trabajan con la historia naval hispánica- ante la sensacional noticia de que Barry Clifford, investigador y excazatesoros, ha hallado la Santa María de Cristóbal colón en el norte de Haití. Porque el atrevimiento de haber identificado en un afloramiento de piedras de lastre los restos la nao con la que Colón viajó por primera vez a América, sin una investigación científica previa, y anunciar un resultado que más parece una corazonada, pero que es capaz de convocar la atención de los medios de todo el mundo y las aportaciones de inversores desprevenidos, es muy criticado por académicos y experimentados arqueólogos. Pasen y lean la crónica que reúne grandes enseñanzas para quienes dudan aún sobre si debemos dar crédito a los aventureros que afirman que han hallado un «tesoro».

Lo más curioso es que ni su propio arqueólogo, Charles Beeker, de la Universidad de Indiana, que ha accedido a colaborar con él, secunda su supuesto «hallazgo». En declaraciones a ABC afirma con medida coherencia que el montón de piedras investigado por Clifford no se puede considerar el pecio de la Santa María hasta que no se realice una investigación científica apropiada. No quiere ser rehén del apresuramiento de Clifford y sus patrocinadores, sino lograr un permiso para excavar científicamente. La cuestión es si Beeker podrá quedar al margen de lo que implica el paso dado por el excazatesoros.

2) Filipe Castro: el mismo crédito que al Yeti

Brandon Clifford
El supuesto pecio de la Santa María, según Barry Clifford
El elocuente y reputado arqueólogo del INA y la Texas A&M University Filipe Castro afirma que «no tengo mucho que decir sobre las noticias de este descubrimiento de la Santa María. Hay gente que anuncia este hallazgo (y el de la Flor de la Mar, de Albuquerque) cada dos años más o menos. Creo que merece la misma atención que las noticias de paletos abducidos en zonas rurales de EE.UU. o los avistamientos del Yeti. En este caso particular es más divertido aún porque a la gente puede costarle dinero real. Poca gente entiende que para los cazatesoros el verdadero tesoro son los bolsillos de los inversores, y siempre hay gente suficientemente rica y tonta para sentirse excitada por estas historias. Y ya que hablamos de gente tonta, he leído en algún lugar que hay un canal planeando hacer un documental sobre esto. Harán lo que sea por dinero. Todo lo que puedo decir es que siento haber visto en ocasiones a lo largo de mi vida cómo los grandes medios de comunicación creían en estas cosas y participan de manera acrítica, conviertiéndose en una institución tan sórdida y vulgar, un insulto permanente a la inteligencia, la decencia y la democracia.»

3) Miguel San Claudio: sería el primer acierto de Clifford

Brandon Clifford
El cañón supuestamente expoliado que Clifford documentó en 2003 y ya no está
Uno de los más experimentados arqueólogos españoles,Miguel San Claudio, de la empresa Archeonauta, que desarrolla en la actualidad proyectos en las aguas de Galicia sobre pecios de Edad Moderna, tampoco se queda atrás en las críticas a esta «jugada» de Clifford: «Dice un colega norteamericano que si fuera cierto el hallazgo de la Santa María, sería la primera vez que el tal Clifford estuviera en lo cierto en algo. No es la primera vez que anuncia supuestos hallazgos de este tipo. Ese señor no es arqueólogo y conviene dejarlo claro, nuestro trabajo se basa en el estudio riguroso del pasado. Desde un punto de vista de la praxis científica, podemos apuntar hipótesis, pero nunca realizar anuncios de este calibre sin tener una sólida base que confirme nuestro planteamiento. Localizar una embarcación como la Santa María únicamente puede proceder desde un serio trabajo de investigación que se base tanto en las fuentes documentales como en el trabajo de campo. En este sentido hay estudios que sitúan el lugar del naufragio del buque en un punto, en la actualidad, en el interior de la línea costera».

San Claudio añade: «No conviene dar crédito a este tipo de noticias, no es la primera vez que se anuncia la localización de este buque, ni será la última… Normalmente este tipo de noticias buscan financiación para los supuestos trabajos, o publicidad de cara a programas de TV o libros. La noticia incluye que necesitaría varios años de excavación para confirmar su hallazgo.. ahí es donde hay que buscar... Si consigues que alguien te pague tu investigación durante años… eso ya es un tesoro». Para el arqueólogo gallego, «no cabe duda de que estamos ante alguno de estos casos, de otra manera, si de verdad fuera cierta la noticia, el anuncio seguiría los cauces habituales en la investigación arqueológica, donde un anuncio demostrable de un hallazgo de estas características encumbrarían a su autor como uno de los hallazgos históricos más importantes del planeta. Por último lamentar el daño que este tipo de noticias hacen a la disciplina». San Claudio lamenta «este tipo de grandes expectativas que quedan materializadas en nada cuando no en un simple timo para inversores crédulos. La Arqueología Subacuática, al asociarse a este tipo de noticias queda profundamente dañada en su credibilidad».

4) Javier Noriega: víctimas de cazatesoros 
Desde Málaga, el arqueólogo Javier Noriega, de Nerea Arqueología, que mereció el premio europeo de empresa socialmente responsable en 2009, pone el acento en la denuncia no solo de las malas prácticas de quienes no respetan los estándares sino que reivindica que España conceda más importancia a estos pecios fundamentales. «Tengo la respuesta muy clara y reciente, pues este tema, el de los "descubridores Españoles" y sus pecios por el mundo, fue el que expuse en las jornadas "La historia que aún debemos contar". Los descubridores españoles ocupan un lugar en la historia, y a pesar de su importancia, no le hemos sabido dar el significado ni la atención arqueológica desde España que merecen. Tenemos ejemplos de todos ellos ellos que naufragaron por las tierras incógnitas por las que navegaban. Desde Colón, Magallanes, Elcano, Gamboa, Legazpi. Todos sufrieron alguna vez un naufragio, decenas de sus naves están aún en el fondo marino. Todos han sufrido también la "fiebre de los cazatesoros" que al localizarlos, e imaginar que a bordo iba aún el "tesoro", han destruido estas "joyas" históricas para siempre. Nos hacen falta el ejemplo, que como decía Einstein es la "mejor manera de influir sobre los demás". Y desde los países desarrollados en general y desde España (principal interesada) en particular, hay que influir sobre estos aventureros, para que conozcan cuales son los standares mínimos arqueológicos para por ejemplo, dar el nombre y la titularidad de un barco».

Porque para este apasionado arqueólogo «sin un estudio detallado y en profundidad es imposible dar un título ni nombre a nada. En ciencia el hecho tiene que ser demostrable, Barcos que sean excavados por arqueólogos y sus respectivos países, que hagan bueno el ejemplo y el camino iniciado por México y España en materia de cooperación científica y dar así a los descubridores el reconocimiento que se merecen. Dar ejemplo para decir: esto no esta abandonado, vamos a descubrir la verdad que allí aconteció. Vamos a darle solución a este naufragio, a este pecio que nos cuenta una parte de la historia de España y de la humanidad».

5) Flor Trejo: minuto de gloria o hallazgo mítico

ABC
La costa de la Española, dibujada por Colón
La historiadora mexicana del INAH, Flor Trejo, responsable del proyecto de investigación y hallazgo del galeón Nuestra Señora del Juncal, señala las desventajas (y también las ventajas) que Clifford logrará con su prematuro anuncio del hallazgo de la nave de Colón: «Las notas mediáticas espectaculares como la del "hallazgo" de los restos de la nao Santa María representan una oportunidad para analizar varias cosas. Me parece que el explorador Clifford, como él mismo se titula, conoce perfectamente el impacto positivo y negativo que la publicidad produce sobre su proyecto de demostrar que ha localizado los restos del naufragio de la embarcación de Colón. Por positivo me refiero que una vez que la noticia le ha dado la vuelta al mundo, sabe que se aceitará de nuevo el engranaje que le permita obtener recursos y vender su proyecto a los medios televisivos, un negocio más seguro que intentar quedarse con los restos de la embarcación. Por otro lado, dar a conocer su hipótesis como un hecho contundente, hace que los académicos se paren de su silla y se pongan a pensar de nuevo en el tema. ¿El lastre y una lombarda son suficientes pruebas para confirmar su hipótesis? Todos los que estudiamos naufragios sabemos que solamente significa que estamos frente a los restos de un barco de exploración de finales del siglo XV o la primera mitad del siglo XVI construido en la península Ibérica. Si tiene más evidencias que respalden su idea no las ha dado a conocer, con lo cual no es posible saber si sólo está alardeando para ganar atención o bajo su perspectiva sólo es la antesala para confirmar después, ante un público ávido de noticias espectaculares, que efectivamente ha aparecido la mítica nave de un gran explorador».

6) Carlos León: luz a los sombríos titulares de Clifford
ABC
Grabado del siglo XIX sobre la construcción del Fuerte Navidad con los restos de la Santa María
El arqueólogo Carlos León es el científico español al que respalda un amplio trabajo en la República Dominicana. Allí tiene proyectos, y de allí trajo la exposición de la flota de azogue, después de intervenir en importantes pecios. Hoy está ultimando, como director técnico, la gran exposición sobre la Mercedes que se inaugurará en pocas semanas en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museo Naval. Para este testigo privilegiado de la arqueología en La Española, «El anuncio de Barry Clifford del hallazgo de los restos de la Santa María parece más bien el afán por conseguir popularidad y lograr socios financieros que el resultado de un estudio arqueológico. Por un lado, lo que se deduce del diario de a bordo de Cristóbal Colón es que la Nao, tras encallar por un descuido del grumete al que había dejado el piloto al mando de la nave, es desmontada para construir con sus maderas y su clavazón un fuerte en el que asentarse para establecer relaciones con el cacique taíno Guancanagari. Colón da esta orden el día 26 de Diciembre y parte para España el 4 de Enero. De manera que los restos que pudieran quedar de esta embarcación son más que mínimos».

En definitiva, para Carlos León, «lo único que podría quedar es el lastre, un material del que es muy difícil conocer su atribución geográfica sin hacer un análisis de composición química que Clifford no ha hecho. Por otro lado, los estudios que han realizado algunos equipos de geólogos españoles para ubicar el lugar en el que podría el lugar en el que encalló la Santa María, perecen concluir que este ligar hoy está en tierra y no en el mar. En cualquier caso, antes de dar un diagnóstico tan importante como el hallazgo de la Nao Santa María, lo que procede es hacer una serie de investigaciones que hoy por hoy Clifford, que, no es arqueólogo ni geólogo, no ha hecho».

Este arqueólogo nos recuerda que «en su equipo, Clifford cuenta actualmente con el investigador Charles Beeker, director de la Oficina de Ciencia Submarina de la Universidad de Indana, de quién esperamos publique sus análisis sobre este naufragio histórico para aportar algo de luz a los sombríos titulares buscados por Clifford».

7) Alexandre Monteiro: esto es comercialización

ABC
La rueda de prensa de Clifford con su gorra del canal History, que patrocina esta búsqueda
Este arqueólogo portugués, de la Universidad Nova de Lisboa, es además de un notable científico una persona siempre dispuesta a dar batalla contra los cazatesoros y sus tácticas de tinta de calamar. Ello le ha costado, entre otras cosas, una querella de la empresa Arqueonautas, dirigida por gente muy poderosa, que se presenta con la imagen amable de Kevin Kostner entre otros famosos, pero que no ha dudado en pedir dos años de prisión y 50.000 euros de multa a Monteiro por haber expresado sus opiniones contrarias a los métodos empleados por esta empresa. Un movimiento que trata de amedrentar a quienes critican la contratación de empresas que mezclan arqueología con la venta de los elementos rescatados.

Para Monteiro lo adecuado es preguntar, porque «siempre es complicado pronunciarse científicamente sobre un supuesto hallazgo arqueológico, cuando se comunica a través de los medios de comunicación no especializados, antes de que sea validado por otros científicos. Por lo tanto, es necesario destacar que mis consideraciones se basan exclusivamente en las imágenes en el video y las declaraciones de Barry Clifford. En primer lugar, los hechos: lo único que aparece como una evidencia (que puede o no ser arqueológica) es un montón de piedras. Primeras preguntas: ¿Son deformación natural o artificial? ¿Si es artificial, puede coincidir con una gran cantidad de lastre de un barco? ¿En ese caso, no había artefactos datables? Si no hay artefactos, ¿puede explicarse su ausencia por el saqueo ocasional (según alega Clifford)? ¿Y por qué las piedras de lastre no han sido tocados por los saqueadores? ¿Se analizaron las piedras? En caso afirmativo, de dónde son originarias? ¿Son de origen europeo? Si no han sido examinadas geológicamente, ¿por qué?. ¿No había madera debajo de ese lastre ? Si no lo sabe ¿por qué no se comprobó después del anuncio del hallazgo? (Teniendo en cuenta su pequeño tamaño, cualquier buceador sería desnudar las manos en una inmersión de una hora). Si no se sabe si hay madera, ni se analizó el lastre, si no hay elementos datables, cómo es que se llegó a la identificación de este aparente pecio como los restos de Santa María?».

Son preguntas muy pertinentes, fundametnales. Monteiro incide: «Mi respuesta es que no se podrá, en vista de la evidencia (o más bien de la ausencia de restos arqueológicos) llegar a una conclusión. Por lo tanto, yo diría que aquí hay un serio déficit de honestidad intelectual. No hay ningún postulado científico, ni ciencia alguna, pero estamos estamos justo ante un truco publicitario. Lo que no es sorprendente, dada la polémica personalidad del presunto buscador conocido de sobra por este tipo de comunicados, afirmando conclusiones sin fundamento y al que se ha señalado en repetidas ocasiones como un simple cazador de tesoros en busca de financiación (Véase el caso de "Wydah" -una operación de rescate, financiado en 6 millones de dólares en 1986 a través de inversores, a los que generó un daño inmenso y recurrió a una exposición itinerante para cubrir gastos ya que los artefactos recuperados no tenían prácticamente ningún valor de mercado. Esta poeración de búsqueda de tesoro, y la credibilidad que les aportó la National Geographic Society fueron fuertemente criticados por el presidente en el Instituto Arqueológico de América, Nancy Wilkie, en 1999) (Véase también otro intento de búsqueda del tesoro, realizado por Barry Clifford en Inglaterra en Burntisland, en el sitio del supuesto hundimiento del ferry de equipaje del rey Carlos I, en el Firth of Forth.

En resumen, esto es -en mi opinión, personal, científica y académica- una operación publicitaria, sin ningún fundamento científico y arqueológico. Esto es comercialización. No arqueología.

8) Kiko Bañuelos: es un buque de Estado, España debe tener un papel activo
 
Museo Naval
Modelo de la nao Santa María
El experimentado arqueólogo español Kiko Bañuelos afirma que «el tema de la búsqueda de la Santa María, su hallazgo y el rescate de algunos objetos que pudieran haber en el pecio es un tema recurrente (cada 4 años se vuelve a hablar del mismo) en el mundo de los cazatesoros. Dudo mucho que esta noticia sea cierta, si así fuera las autoridades de nuestro país y la comunidad científica internacional deberían tomarse en serio el asunto y denunciar esta situación ante los Tribunales correspondientes a este señor y a los que componen su equipo. El caso de la Santa María constituiría no solo un expolio de un Navío de Estado sino también una agresión al yacimiento arqueológico de un barco tremendamente emblemático desde el punto de vista cultural: uno de los tres barcos del Descubrimiento (o de los posteriores viajes)».

Además, para Bañuelos «Clifford es el penúltimo de una generación que lleva trabajando muchos años, destrozando multitud de yacimientos arqueológicos submarinos. Estos cazatesoros buscan resquicios administrativos por los que colarse para recuperar y vender el cargamento de esos barcos, sin más fin que el comercial; el interés científico en estas deleznables actuaciones no existe, es un mero argumento en el que refugiarse para conseguir los permisos. En el caso de Haití se aprovechan de la delicada situación en ese país: un terremoto que devastó la isla, algún huracán que la destroza cíclicamente, la pobreza de sus habitantes y una corrupción generalizada. Desgraciadamente a esta noticia (cierta o no) es probable que le siga un reportaje en alguna publicación de prestigio, en la que se ensalce los trabajos de este señor, le den publicidad, le permita ganarse una nada despreciable cantidad de dinero y financie futuras operaciones de expolio arqueológico submarino».

Según el arqueólogo, «estos reportajes confunden a la opinión pública, mostrando el estereotipo del buscador de tesoros como un personaje romántico: todos los pecios en los que han trabajado han sido destruidos y vendidos sus cargamentos; en realidad ha habido una pérdida de información científica y cultural, prácticamente imposible de recuperar. Como arqueólogos y ciudadanos a los que interesa la Historia y nuestra Cultura es nuestra obligación perseguir, combatir y desmontar estas actividades. En esa zona hay arqueólogos e historiadores que están en contra de esas actuaciones, hay que ayudarlos y formar un bloque con ellos. España debería tener un papel cultural más activo en la zona, porque además tiene el deber de salvaguarda de ese Patrimonio Cultural Subacuático. Esta protección se podría llevar a cabo con programas de trabajos arqueológicos; no hablo de centralizar actuaciones desde aquí, sino coordinar y promover excavaciones arqueológicas conjuntas con / en esos países».

Como ejemplo, Kiko Bañuelos recuerda como algo agridulce algunos pasos que, como casi siempre, se dan en España y luego se olvidan, porque «entre Septiembre y Octubre de 2011 el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, ARQUA, de Cartagena (Murcia) realizó un curso internacional UNESCO de Arqueología Subacuática destinado a arqueólogos hispanoamericanos y otras nacionalidades. Fue este un momento en el que se creó una red de trabajo que, desgraciadamente, no tuvo continuidad inmediata. Hay que reactivar, ampliar y fortalecer esa red y otras redes de contactos profesionales y organizar un programa de trabajos conjuntos en la zona que tengan desarrollo en el tiempo».
9) Fátima Claudino: cooperación entre Estados, también España
ABC
Réplicas de las carabelas y la nao de Colón
 
La investigadora universitaria portugesa Fátima Claudino, especializada en patrimonio cultural subacuático y sociedad, señala, a título personal, que Haiti ha ratificado la Convención Unesco en 2009, y por lo que esa normativa defiende debe haber conversaciones entre Estados con el objetivo a una colaboración conjunta. Aportando buenas ideas para reconducir una investigación que de momento solo se conoce por el sensacional anuncio de Clifford, Claudino recuerda que «fue lo que hicimos con respecto al navío de Namibia, un país que apenas ratificó la Convención dos años después de aquella colaboración con Portugal. Ha sido un buen ejemplo de buenas prácticas de colaboración entre Estados (en ese caso uno era parte y otro no). Creo que también unas palabras entre las diplomacias y las comisiones nacionales de la Unesco de los dos países sería excelente.... O sea, que el asunto debe debatirse también fuera de los campos académicos y científicos, que son muy importantes por el peso de la comunidad científica arqueológica, pero hay que pensar que no va a pasar nada mientras la diplomacia y las autoridades políticas no decidan lo que se debe hacer. Estoy de acuerdo con lo que publicó ABC: la política española a este respecto tiene de ser mas activa. Soy defensora del patrimonio en mi país, en mi ministerio, en mi universidad y en mi hogar. Por ello sé que sin una politica efectiva y sensible (diplomática y de ministerios) de defensa de nuestro patrimonio, nos es suficiente lo que nosotros, los académicos, podamos hacer».

Como ejemplo negativo nos pone «lo que pasa en Mozambique, que es una gran lástima para nosotros, que estamos viendo la destrucción de nuestro patrimonio subacuático, y por ello en los últimos tiempos hemos hecho grandes esfuerzos diplomáticos y entre ministerios para que esto cambie».

Fuente: ABC 
 

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Iv. Cruz
Antropóloga, UCV

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