De qué morían, qué alimentación seguían , qué enfermedades padecían, a qué edad se convertían en madres o cuál era la salud de los niños hace 14.000 años. Es mucho lo que todavía queda por descubrir sobre el modo de vida de los antepasados prehistóricos que vivieron en cuevas como la de Ardales hasta hace 4.000 años. Pero el legado que dejaron en forma de restos óseos será la llave que habrá la puerta a la solución del enigma.
Necrópolis. Son muchos los huesos humanos hallados en las galerías de la Cueva Prehistórica de Ardales. Un cráneo prehistórico y la mandíbula de una mujer prehistórica encontrada en las galerías bajas de la cueva son algunos de estos restos.
Las nuevas tecnologías serán el principal aliado de los investigadores que, por difícil que parezca, podrán disponer de toda esta información cuando culmine el proyecto puesto en marcha por el equipo de arqueólogos de la Cueva de Ardales y el del Neanderthal Museo de Alemania como coordinadores, con la colaboración de más de 14 universidades e instituciones.
Será una tarea lenta y meticulosa que implicará escanear y analizar hasta el último hueso encontrado en el interior de la Cueva de Ardales. Los restos óseos que serán analizados por los investigadores pertenecen a 25 individuos distintos que fueron depositados en diferentes puntos del interior de la cueva tras su muerte entre hace 14.000 y 4.000 años.
En esta ocasión, no interesa tanto descubrir cómo eran los ritos funerarios que se practicaban en aquella época ni cómo funcionaba la Cueva de Ardales como necrópolis, al ser una información ya estudiada. Ahora lo que se pretende es ir más allá y adentrarse en cuestiones más fisiológicas de las personas que frecuentaban la cueva entre el Paleolítico Superior y la Edad de Cobre y que difícilmente podrían resolverse sin la ayuda de la tecnología actual.
El equipo de investigadores de Ardales, que lidera el arqueólogo Pedro Cantalejo, está expectante ante la posibilidad de hallar las respuestas de "la sociedad del momento". Nunca se ha abordado una investigación de estas características y "estamos convencidos de que estos muertos arrojarán luz sobre los vivos de la época ", dijo el experto.
Se trata de ahondar en lo que los expertos llaman la arqueología de la muerte y que se llevará a cabo en los próximos tres años de forma pormenorizada.
La particularidad de esta investigación, aseguró a este periódico Cantalejo, es que los huesos objeto de estudio no serán manipulados "lo que reducirá de forma importante el riesgo de que se vean dañados durante la investigación".
Mandíbulas, dentaduras, cráneos, restos de extremidades... Cada uno de estos huesos darán una pista sobre cuáles eran las enfermedades más comunes de la época e incluso cuán avanzadas eran las técnicas curativas de la prehistoria, puesto que el investigador de la Cueva de Ardales señaló que entre los restos óseos han es hallados se han encontrado evidencias de que hubo individuos que ya en el Paleolítico Superior se habían recuperado de graves heridas. "Eso nos está dando a entender que ya entonces existía un fenómeno de cohesión social en el que se ayudaban los unos a los otros con la familia como núcleo central y que la medicina se aplicaba", según Cantalejo.
Fuente: Málaga Hoy
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