¿Deberíamos vestirnos mejor?
¿Somos una "nación de desarreglados"?
Erica cree
que sí, y me inclino a estar de acuerdo.
Leí
un argumento similar al de Erica la
semana pasada en SewingArtistry.com. De hecho, este tema levanta su desaliñado cabello con
regularidad, y siempre vale la pena revisarlo aunque sólo sea por el placer de
escuchar lo que la gente piensa y la lectura de todas esas anécdotas del tipo No-vas-a-creer-como-vi-vestido-a-alguien-en-la-iglesia/Walmart/la
graduación de mi hija.
Esta es mi opinión, y probablemente no es una opinión
típica, ya que vivo en el centro de una gran ciudad así que estoy expuesto a
una amplia gama de maneras de vestir, donde ninguna supera a las demás:
No me importa como
las otras personas se visten.
Si a una persona le hacer sentir bien usar ropa hermosa, ya sea que la hizo ella misma o que la compró
prêt-à-porter, (directo de una tienda) que la use y yo lo sabré apreciar. Me
encanta ver a la gente bien arreglada.
Si, por el contrario, la ropa no es lo suyo y realmente no te
molesta lo que otros piensen de ti (y quizás ellos no piensan nada al
respecto), pues usa lo que te guste. Yo no me ofendo por la falta de arreglo al
vestir (aunque la falta de higiene personal puede ser desagradable en un metro
lleno de gente). No es trabajo de nadie
hacerme feliz con la manera en que se
presentan y viceversa. A menudo yo mismo
soy bastante desaliñado.
SIN EMBARGO
La forma de vestir es un reflejo no sólo de cómo nos vemos a nosotros mismos, sino también de cómo nos
sentimos acerca de nuestra comunidad. Con la excepción de unos pocos aislados,
la mayoría de nosotros tenemos interacciones con otros todos los días. Vivimos
en el mundo, incluso si no conocemos mucha gente en él. Vestirse de una manera agradable
para los demás es una forma de reconocer que somos animales sociales y de
mostrar aprecio por nuestra comunidad. Lo mismo sucede con vestirse de acuerdo a
la ocasión (asistir a una ceremonia religiosa, la ópera, a una cena en un
restaurante, una boda, etc.)
Si nos sentimos alienados por, o invisibles en nuestra
comunidad, podemos optar por expresarlo en la forma de vestir. Tal vez
rechazamos los valores de la sociedad por lo que nos vestimos intencionalmente de
una manera provocativa. Esa es nuestra prerrogativa. Pero en cierto punto,
cuando todo el mundo adopta una postura similar de No-me-importa-lo-que-pienses-de-mi,
nos quedamos con una sociedad llena de gente que no tiene sentido de la esfera
pública o que no se sienten parte de una comunidad. Eso es más o menos donde
nos encontramos hoy en muchos, muchos lugares. No es sólo la ropa, es también la forma en que usamos nuestros
teléfonos y otras tecnologías en público, cómo nos comportamos mientras vemos
una película en un cine, o el volumen de nuestra conversación en un
restaurante.
Por lo general, les corresponde a los ancianos de una
comunidad transmitir estos valores, pero en estos días, la mayoría de los
ancianos no se atreven a hablar, a menudo con razón (miedo).
Srta. Spears: Celebridad, modelo a seguir contemporáneo
Si usted vive en un lugar donde hay muy pocos espacios
públicos - aceras, parques, bancos, etc. – quizás no puede entender por qué habría
que molestarse en considerar vestirse para los demás o comportarse de una
manera determinada únicamente por respeto. (No creo que vestirse o comportarse
mal tenga que ver con la falta de respeto hacia sí mismo, sino más bien con la
falta el respeto hacia los demás.)
Cuando mi madre se entrevistó por primera vez para trabajar
en la enseñanza en los años cincuenta, se esperaba que usara sombrero y guantes
para sus entrevistas. Ella ahora está aliviada de que eso ya no sea lo que se
espera. Crecí en los años sesenta y setenta, donde se podía usar lo que quisieras.
Para mí eso es normal. ¿Deseo que la gente, nuevamente, se arregle más en
público? A veces, pero no generalmente. Esa expectativa traía mucha presión – no se tenía otra opción - ¿Y quién
necesita eso?
Parece lamentable que muchas personas ya no saben cómo
identificar como debe ajustarse la ropa, o la calidad de la confección o de la
tela. Hemos perdido una gran cantidad de este tipo de conocimiento general -
las cosas que dábamos por sentadas hace unas pocas generaciones (y que a menudo
se enseñaban en la escuela). Esto no va a regresar.
Vivimos en un momento de nuestra cultura (estoy hablando de
los EE.UU., aunque creo que esto se aplica a gran parte de Occidente) que se
centra principalmente en el yo: mi felicidad, mi expresión, mi potencial, mis
impuestos, lo que se siente bien para mí, etc. Nosotros no vivimos en una
cultura que hace hincapié en el grupo, es decir, lo que beneficia a la mayoría
de la gente, aunque sea a costa de unos cuantos individuos dentro del grupo -
que es lo que ayuda a crear cohesión en la sociedad / comunidad.
Culturas como esas, sin embargo (y las culturas más tradicionales
siguen siendo de esta manera) a menudo pueden ser opresivas para cualquiera que considere “otra” forma de
vivir dentro de ellas, estas personas pueden ser rechazadas o tratadas peor.
Pero estas culturas si crean un
sentido de unidad, de seguridad y de comodidad para la mayoría. Creo que
tenemos que encontrar un feliz intermedio.
Así que ¿debemos vestirnos mejor? (Irónicamente, vestirse
mejor en estos días puede ser la provocadora, directa forma de rechazar el
valor contemporáneo de la comodidad-sobre-todas-las-cosas
que reina de manera suprema.)
He expresado mi opinión, ¿cuál es la tuya?
Foto cortesia de Shorpy.com
Cristal C. Barreto Cedeño
Antropóloga - UCV
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